El comercio es la actividad más afectada por el terremoto

lunes, 25 de abril de 2016



El terremoto en Manabí deja sus mayores secuelas en tres actividades económicas: comercio, el turismo y en los pequeños camaroneros, mientras que las grandes industrias se mantienen sólidas.
La economía de Manabí se caracteriza por la inversión inmobiliaria, así como por la actividad de pescadores (atuneros básicamente), camaroneros, comerciantes y negocios turísticos.
El camaronero Amilcar Ambrogi dice que es un sobreviviente de los terremotos.

Vivió el sismo en Bahía de Caráquez en 1998, otro en México y otro en Filipinas, pero el que estremeció a su propiedad ubicada en Pedernales el 16 de abril pasado fue el peor de todos. 
Grandes zanjas bloquean los caminos de ingreso a sus siete piscinas camaroneras, que registran daños en paredes, bombas y canales.

Él perdió dos piscinas donde había invertido USD 20 000 y en el resto hay daños. 
El sector camaronero calculó inicialmente pérdidas de USD 30 millones solo en Pedernales. El país exporta 60 millones de libras de camarón al mes y Manabí aporta con unos 5 millones de libras.


La pesca del crustáceo está paralizada y los camaroneros calculan que tomará por lo menos nueve meses la recuperación de áreas afectadas.
El terremoto también apagó a los dos pulmones comerciales de la provincia, Tarqui y Portoviejo.

El comercio es la segunda actividad en importancia de Manabí, provincia que aporta con el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Solo en Tarqui hay 2 000 comerciantes perjudicados. 
Ramón Moreira tenía un local de venta de zapatos, ropa y útiles escolares en la zona de Tarqui.

Con el terremoto, perdió su casa y la mercadería, cuenta entre lágrimas. 
La situación financiera de este sector es crítica porque, además de deudas con proveedores y bancos, una buena parte de los comerciantes le debe al chulco, explica Lucía Fernández de Genna, presidenta de la Federación de Cámaras de Comercio de Manabí.


Tras la tragedia, los comerciantes piden ser reubicados para reiniciar sus actividades. “Vivimos de la venta diaria. Pertenecemos al sector del pequeño emprendedor, de la venta hormiga”, reclama José Sornoza.

El tenía un bazar en una vivienda ubicada en la zona cero del desastre, en pleno centro Tarqui. 
La banca privada anunció una reestructuración de deudas y un diferimiento de los cobros. Pero Fernández de Genna solicita que las deudas se difieran al menos un año.


Los pequeños comerciantes también piden que los proveedores acepten la mercadería que lograron rescatar. En Manabí, el comercio mueve unos USD 300 millones al año. De estas zonas, 15 000 familias obtienen sus ingresos económicos.
En el eje industrial Manta-Montecristi-Jaramijó existen unas 16 empresas atuneras y unas cinco de pesca fresca, que no se han visto afectadas por el siniestro ocurrido la semana pasada.

Estas empresas son la esperanza para reactivar al cantón, pues son las que compran la producción a los pequeños pescadores. El 70 % de la pesca en Manta es artesanal.
El turístico es otro sector golpeado por el terremoto del 16 de abril. En Pedernales el 90% de la infraestructura hotelera se destruyó. 
José Luis Campuzano, presidente de la Cámara de Comercio de este cantón, explica que las artesanías son la principal actividad comercial de esta zona.

El sombrero de paja toquilla es uno de los principales productos que se elaboran en este lugar. En Montecristi existen 1 500 artesanos. 
En el 2015, esta actividad generó unos USD 3 millones para la economía manabita. Pero debido al terremoto del sábado pasado, las ventas de artesanías bajaron un 40%, dice Campuzano.

Fuente: El comercio

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